martes, 24 de abril de 2012

La Victoria (23 de Noviembre de 2010)


Érase una vez un pueblo en fiestas.


Había una gran competición para los jóvenes de la región. El objetivo era escalar a la vista de todos a lo alto de la gran torre del antiguo ayuntamiento y retirar un ramo de flores del extremo de la veleta. Una vibrante multitud aguardaba y gritaba. Comenzó el concurso. Muchos de entre la multitud comenzaron a decir: "¡Qué pena! ¡Esos muchachos no lo van a conseguir! ¡Imposible!".


Poco a poco la multitud fue enmudeciendo. No creía que los muchachos podrían escalar hasta el final de la torre; incluso algunos comenzaron a gritar a los competidores: "¡Bajad! ¡No seáis locos! ¡Es imposible!".


Algunos muchachos, al escuchar a la gente comenzaron a desistir. Sólo tres continuaban. "¡Es imposible! ¡Muy peligroso! ¡No lo vais a conseguir!", seguía gritando la mayoría de la gente. Y el que no gritaba, callaba. Dos de los jóvenes se detuvieron y se retiraron. Descendieron.


Sólo quedaba uno que, a pesar de los gritos desalentadores, persistía y continuaba subiendo, mirando el ramo de flores. "¡Imposible, imposible!", se oía. 


Pero el muchacho seguía, cada vez con más fuerza, hasta que llegó a la veleta y se hizo con el ramo de flores de la victoria. Una vez abajo le preguntaron cómo lo había conseguido.
Entonces descubrieron que ¡era sordo!






Extraído del taco del corazón de Jesús 2010

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