Amor y Espíritu:
...
Como es obvio, esta apertura establece un vínculo muy especial entre las personas. Tan especial que, llegados hasta aquí, solemos darnos cuenta de que tamaña entrega nos deja en un lugar muy vulnerable, de alguna manera a expensas del otro. Y si bien sabiéndolo decidimos correr el riesgo, vale la pena saber que el riesgo no es tal, porque en el plano espiritual nuestra fortaleza no está apoyada en lo resistente de nuestra armadura sino en la solidez de lo que somos en esencia.
En este sentido, nuestra apertura al mejor amor deja de ser una actitud constructiva o inteligente, es simplemente la única posibilidad, y las consecuencias son siempre beneficiosas.
Y esto es así porque, aunque parezca mentira, el amor verdadero es contagioso y aunque seamos muy diferentes y tengamos ideas a veces encontradas que nos llevan a tomar decisiones aparentemente incompatibles, nada de eso es trascendente cuando nos damos cuenta de que estamos hechos con la misma receta y navegamos en la misma barca.
Ágape nos enseña que el amor no impide valorar la inteligencia de una persona, su carácter, su atractivo o sus otras cualidades personales, lo que sucede es que, cuando es auténticamente amor, no se apoya en ellas para ponerle condiciones antes de abrirle el corazón.
Un poema que llegó a mis manos y cuyo autor desconozco, me conmovió:
Decía más o menos así:
Cuando él rezó, yo me di cuenta de que no era de mi religión.
Cuando gritó su odio, no estaba dirigido a los que yo odiaba.
Cuando se vistió, sus ropas no eran siquiera parecidas a las mías.
Cuando habló, no lo hizo en mi idioma.
Cuando tomó mi mano, su piel no era del color de la mía.
Sin embargo cuando rió,
noté que se reía igual que como yo me río.
Y cuando lloró, supe que su llanto
era exactamente igual al mío...
Amando de verdad seremos capaces de obrar adecuadamente en todas las situaciones, porque sería imposible olvidar que los deseos o necesidades de los demás tienen igual validez que los nuestros, aunque sean incompatibles.
El amor espiritual
El amor es un sentimiento y, como tal, nunca entiende de razones ni precisa justificantes, pero el amor más maduro llega más allá, porque siempre, repito, siempre, anide en el corazón de un santo, de un pecador, de un perdido, de un ateo o de un Papa, nos conecta con la entrega, con la renuncia, con la compresión y con la compasión, es decir, con el auténtico dolor por el dolor ajeno y la auténtica alegría de poder amar (no es sólo la alegría del que es amado, sino la alegría del que ama).
A veces, mientras pienso en estas cosas, me pierdo en la necesidad de explicar con exactitud el significado que para mí tiene el verdadero amor incondicional, el feedback que sostiene los vínculos, el sentido de la entrega auténtica y permanente...
En esos momentos, como ahora, mi cabeza pensante se toma un descanso y me viene a mi, sin que lo busque, el recuerdo del que fue mi perro durante un poco más de diecisiete años.
"Demasiados años para un collie", me dijeron algunos que sabían de perros.
"Pocos para mí", pensé yo, que sabía de mis sentimientos.
Quizá alguien se sorprenda de este comentario, quizá alguien se sienta ofendido; finalmente algún otro, que nunca tuvo perro, crea que esta digresión está fuera de lugar...
Pido disculpas por anticipado, pero puedo asegurar, por haberlo vivido, que algunos perros, cuando son cariñosos, como era Super, expresan sus sentimientos tanto como, o mejor aún, que algunos humanos y se dejan querer casi siempre mejor que algunas personas.
Cuando tienes una mascota y te encariñas con ella, su cuerpo, su mirada, su postura, su gesto y hasta su silencio te hacen saber no sólo que está allí contigo, sino que sabe, siente y aprecia que tú estés presente.
La base del amor real entre las personas es espiritual y por eso trascendente.
Ser consciente de esa realidad es parte del amor espiritual.
El amor verdadero se da cuando existe el encuentro de almas, como lo llama mi amiga Silvia Salinas. Ese amor del alma por el alma que es el único que tiene la posibilidad de ser eterno, ya que el alma nunca muere.
Un amor tan saludable y nutritivo que sólo puede darnos alegrías.
Un amor que no incluye competencia ni celos, ni manipulaciones, ni control, ni mucho menos lucha por el poder.
Al sentirlo, las personas comienzan a liberarse de su dependencia de la aprobación, el reconocimiento o la validación de los demás. No es el resultado de la pérdida de interés por ellos, todo lo contrario.
Si uno puede amar de esta forma, hacer naturalmente algunas cosas que alegran la vida de los que le rodean se volverá un hábito primero y una forma de alegrarse después. Si existe alguna posibilidad de transformar el mundo entero en un lugar mejor (y por supuesto que existe), es a través de la visión de un amor más espiritual y de acciones individuales y colectivas que sean congruentes con ese sentimiento.
miércoles, 22 de agosto de 2012
martes, 21 de agosto de 2012
Conversaciones con el espejo. 21/08/2012
-Nunca nos entenderán amigo mío, el mundo ha perdido esa magia.
-No lo entiendo, ¿realmente el mundo ha cambiado tanto?
-No en todos los casos ni lugares, pero sí ha afectado a las personas que más en contacto están con la gente de hoy en día.
-¿Dónde queda la gente que hacía cosas por amor?
-El amor ha cambiado mucho en las últimas décadas, empiezo a creer sinceramente que ya no existe ni el amor ni el respeto como lo conocíamos, ahora se reduce a un mero contrato verbal (que más de la mitad de las veces se incumple) que posteriormente y si los afectados tienen ganas se convierte en un contrato escrito(que otro tanto de lo mismo).
-Pero antes la gente se casaba por el sentimiento que representaba, ¿no es cierto?
-Sí, pero hoy en día el mundo lo rige el egoísmo. Es lo que nos enseña todas y cada una de las cosas que vemos u oímos a diario. La gente es tan egoísta que lo único que en realidad buscan es no sentirse mal consigo mismo, la manera en la que lo consigan no importa.
-Pero realmente siempre ha habido esa maldad predominante, ¿no?
-Sí, es probable que sí, pero ahora por primera vez su dominio está matando al verdadero amor, que no era otro que el de la lucha y sacrificio por el máximo objetivo.
-Pues yo conozco a gente que dice que no son nada egoístas y que el egoísta es el que ama porque intenta poseer.
-Amigo, esos son los peores, no sólo son hipócritas sino además saben exactamente cómo debes de vivir tu vida mas no saben ni vivir la suya. La gente da consejos muy fácil, cuando se trata de otros que no son ellos. No obstante si algo similar ocurre en algún momento de su vida se transforman, ves como actúan de forma totalmente distinta, engañan a su pareja por venganza etc etc, el ojo por ojo vaya y encima te dicen "no es lo mismo". La máxima de este mundo es utilizar al que tienes al lado para tu propio beneficio.
-Vaya, y ¿por qué ocurre esto?
-Porque, amigo mío, en el mundo de hoy no cuenta lo que uno es de verdad, sino lo guay y moderno que aparenta ser ante sus amigos, lo abierto y tolerante que supuestamente se es ante la sociedad, por eso los que decimos lo que realmente pensamos y actuamos en consecuencia no tenemos sitio aquí, por eso nos tachan de machistas, controladores, celosos... cuando en la misma situación ellos actuarían igual.
-Bueno, tampoco es que nunca te equivoques.
-No no, en efecto. Pero me diferencia que cuando eso ocurre, no me siento feliz y orgulloso y tú sabes, que no estamos a gusto. Por no hablar de que ellos jamás tuvieron una verdadera guerra como la que nosotros pasamos hace años.
-Eso es cierto. Y... una pregunta, ¿qué ocurrió ayer? me diste un día movido.
-Ah... lo de siempre, cada uno remó para un sentido distinto.
-Vaya, ¿otra vez?
-Sí, de nuevo no nos entendimos, pero esta vez nadie acabó por dar su brazo a torcer.
-¿Por qué?
-Porque en esta ocasión es un tema más tuyo que mío.
-Vaya, lo siento...
-No lo sientas, simplemente ya no tenemos cabida en este mundo.
-¿Y qué hacemos?
-Mientras estemos tú y yo, nada irá mal. ¿Crees que seguirá Dios mandando señales?
-Estoy seguro.
-No lo entiendo, ¿realmente el mundo ha cambiado tanto?
-No en todos los casos ni lugares, pero sí ha afectado a las personas que más en contacto están con la gente de hoy en día.
-¿Dónde queda la gente que hacía cosas por amor?
-El amor ha cambiado mucho en las últimas décadas, empiezo a creer sinceramente que ya no existe ni el amor ni el respeto como lo conocíamos, ahora se reduce a un mero contrato verbal (que más de la mitad de las veces se incumple) que posteriormente y si los afectados tienen ganas se convierte en un contrato escrito(que otro tanto de lo mismo).
-Pero antes la gente se casaba por el sentimiento que representaba, ¿no es cierto?
-Sí, pero hoy en día el mundo lo rige el egoísmo. Es lo que nos enseña todas y cada una de las cosas que vemos u oímos a diario. La gente es tan egoísta que lo único que en realidad buscan es no sentirse mal consigo mismo, la manera en la que lo consigan no importa.
-Pero realmente siempre ha habido esa maldad predominante, ¿no?
-Sí, es probable que sí, pero ahora por primera vez su dominio está matando al verdadero amor, que no era otro que el de la lucha y sacrificio por el máximo objetivo.
-Pues yo conozco a gente que dice que no son nada egoístas y que el egoísta es el que ama porque intenta poseer.
-Amigo, esos son los peores, no sólo son hipócritas sino además saben exactamente cómo debes de vivir tu vida mas no saben ni vivir la suya. La gente da consejos muy fácil, cuando se trata de otros que no son ellos. No obstante si algo similar ocurre en algún momento de su vida se transforman, ves como actúan de forma totalmente distinta, engañan a su pareja por venganza etc etc, el ojo por ojo vaya y encima te dicen "no es lo mismo". La máxima de este mundo es utilizar al que tienes al lado para tu propio beneficio.
-Vaya, y ¿por qué ocurre esto?
-Porque, amigo mío, en el mundo de hoy no cuenta lo que uno es de verdad, sino lo guay y moderno que aparenta ser ante sus amigos, lo abierto y tolerante que supuestamente se es ante la sociedad, por eso los que decimos lo que realmente pensamos y actuamos en consecuencia no tenemos sitio aquí, por eso nos tachan de machistas, controladores, celosos... cuando en la misma situación ellos actuarían igual.
-Bueno, tampoco es que nunca te equivoques.
-No no, en efecto. Pero me diferencia que cuando eso ocurre, no me siento feliz y orgulloso y tú sabes, que no estamos a gusto. Por no hablar de que ellos jamás tuvieron una verdadera guerra como la que nosotros pasamos hace años.
-Eso es cierto. Y... una pregunta, ¿qué ocurrió ayer? me diste un día movido.
-Ah... lo de siempre, cada uno remó para un sentido distinto.
-Vaya, ¿otra vez?
-Sí, de nuevo no nos entendimos, pero esta vez nadie acabó por dar su brazo a torcer.
-¿Por qué?
-Porque en esta ocasión es un tema más tuyo que mío.
-Vaya, lo siento...
-No lo sientas, simplemente ya no tenemos cabida en este mundo.
-¿Y qué hacemos?
-Mientras estemos tú y yo, nada irá mal. ¿Crees que seguirá Dios mandando señales?
-Estoy seguro.
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